27.9.11

Dinero a la basura

"La materia no se crea ni se destruye, sólo se tranforma"
- Lavoisier, ley de la conservación de la materia.

¿Qué piensas cuando te digo "dinero a la basura"? - pregunta abierta hecha en redes sociales.
- "Cuando compraste algo que nunca usaste" Lau Ganem, twitter
- "Desperdicio" Rossy Meade, facebook

Ideas y concepciones pueden haber muchas, pero básicamente podemos reducir lo aquí recopilado en Facebook y twitter como "Recursos desperdiciados", "pagos hechos en vano", "poca calidad por el valor del precio".

Hace algunos posts publicamos un video de cómo se separa y tira la basura aquí en Suecia. En muchos países, incluidos México, existe un programa de educación ambiental (la gente sabe separar basura) pero no existen las infraestructuras necesarias para ello (las ciudades no cuentan con contenedores adecuados, plantas de quema, plantas de tratamiento de composta, rellenos sanitarios, etc. teniendo a veces solamente enormes tiraderos). Puedes ver ese post aquí

Un tema interesantísimo quedó en el aire en ese video: ¿Qué pasa con el PET y el aluminio? ¿Por qué no se tiró en los contenedores? ¿Existe algún contenedor especial para ellos? ¿Por qué en el video no se ve qué pasó con esa bolsa apartada incluso en un mueble diferente?

La razón es porque el PET y el alumnio en este país como en algunos otros países europeos, se retornan directamente a un módulo que da un valor de cambio por cada pieza que se devuelve.

La empresa que gestiona este proceso es Returpack. Mira su página en inglés aquí.

Esto nos debe de llevar a una interesante reflexión sobre el valor que se le ha dado en las diferentes culturas a la basura. Mientras en México y otros países latinoamericanos solamente un sector de la población, los pepenadores, se dedicarían a esta actividad, e intercambiando el material recuperado a precios ínfimos por kilo, en estos países (Europa y específicamente Escandinavia) toda la población puede guardar sus latas de aluminio y botellas de PET en casa y recibir directamente, a un precio competitivo, valor a cambio de lo recuperado. Entonces aquí, alguien realmente se piensa tirar una lata de aluminio o PET a un bote de basura público, hay quienes prefieren guardarlo hasta llegar a casa y juntar un montón suficiente para intercambiar. Y quienes se dedican a buscar en los botes públicos y recuperar materiales, pueden sin ningún problema, intercambiarlos por un precio competitivo que les dé mucho más "que pa'l chesco". Te molestaría que si alguien te pide prestado cinco pesos te diera a cambio una botella de PET vacía? Aquí no.

Esto incluso, nos hace pensar que la educación ambiental que se daba hace años ("Tire la basura en su lugar") ha evolucionado en algunos países ("Separa desechos orgánicos de inorgánicos"), algunos un poco más que otros ("Separa por materiales, Reduce, Reúsa, Recicla")... Pero a lo que tendríamos que apostar más adelante es a comenzar a ver la basura como, de hecho, un recurso que tiene un valor comercial real, pues entonces se le daría un tratamiento mucho muy diferente y pensaríamos un poco más antes de botar definitiva o indiscriminadamente, las cosas que ya no usamos ("Recicla aquí tus materiales y obtén dinero a cambio").

Algunos datos sobre el tratamiento de materiales:
- El acero, el aluminio y el vidrio pueden reciclarse una y otra vez ilimitadamente sin perder propiedades y calidad.
- Si todas las tapas de refresco fueran recicladas, se produciría metal suficiente para producir 2,200 autos de pasajeros nuevos al año.


¿Cómo podemos, como sociedad civil, comenzar a empujar estas propuestas en nuestras ciudades?

Existen muchas ideas a desarrollar, aquí puedes compartirnos las tuyas.

Mientras yo pensaría una pequeña lista:
- Tratar de encontrar el mayor uso posible para los materiales que desechamos, como los proyectos de reciclaje que hemos compartido en este blog.
- Organizarse con varios vecinos para juntar y vender los materiales que se recuperan (periódicos, aluminio, cartón, PET) y por ejemplo, cuando lleven a venderlos, usar lo que obtengan para la mejora del edificio o la calle que comparten.
- Si es por medio de instituciones, por ejemplo empresas o escuelas, hacer convenios con las empresas que usan esos materiales, para que les compren el material recuperado a un precio más conveniente, o intercambiarlo por servicios. Aquí hay que ponerse creativos. Por ejemplo, hacer un maratón escolar de juntar latas de aluminio... cambiarlo con industria refresquera por ejemplo con una donación de libros y material para los alumnos. En las empresas, por ejemplo donde hay un gran consumo de papel, podrían darse bonos a los empleados que usen menos papel nuevo y reciclen más papel usado.
- Los que somos diseñadores de profesión, podríamos comenzar a idear nuevas maneras de utilizar estos materiales en proyectos fundamentados, innovadores y con gran impacto en la sociedad, pero sobre todo sistematizados, que hagan algo continuamente con los materiales que se desechan también continuamente. Checa por ejemplo lo que hacen estos diseñadores suecos con residuos de papel y metal.
- Solicitar a las autoridades que apoyen con infraestructuras o sistemas que permitan la separación de los materiales de desecho y el intercambio comercial de materiales recuperados.
Mientras más nos informamos, más podemos generar ideas. Lo importante es saber que somos responsables de aquello que se produce, cuando lo compramos; y de la basura y los desechos de nuestras ciudades, cuando dejamos de usar. Empecemos a tomar una visión consciente de los recursos que tenemos y dejemos de, literalmente, tirarlos a la basura.
Para cerrar este artículo, les dejo un link a un pequeño cuento de Italo Calvino "Las ciudades continuas 1" (Leonia), extraído de su libro "Las Ciudades Invisibles" un relato que suena a sueño... esperemos que uno que no se haga realidad.

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